jueves, 28 de junio de 2012

Dame nuevos vicios.




Encender el cigarro, absorber la primera calada, notar como tus pulmones se llenan, ver su coche llegar y tirar el cigarro. Escuchar aún como resuenan en tu cabeza esas palabras "te voy a quitar el vicio de fumar" mientras tu mente solo piensa "no lo creo, lo adoro". Y así comienzas a besarle intentando olvidar todas las cosas que él odia de ti y todas aquellas que tú adoras de él. Intentando olvidar ese pensamiento en forma de pregunta retórica que sigue recorriendo tu cabeza día y noche, "¿seré suficiente para él?".
Ese pensamiento que te atormenta y te degrada cada día, sintiéndote un poquito más pequeña cada momento. De repente me desperté de ese recuerdo, y ya no estaba en aquel coche, ni a su lado, ya no estaban en mí todas esas cosas que tanto odio él de mí en su momento, ni todas esas cosas que tanto amé yo. Ya no me esperaba bajo mi ventana con esa sonrisa pícara.
Ahora me limitaba a recoger los pedazos de una vida cambiada intentando complacer a los demás.

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