martes, 7 de febrero de 2012

Y de repente los minutos tienen más de sesenta segundos.


Me dijiste que no debía cambiar por nadie, y yo asentí con la cabeza riéndome sin pensar demasiado en esa frase, pero cuando me tumbé en la cama esa frase me golpeó en la cabeza, como si fuera cemento o plomo, o algún metal pesado.
¿Sabes qué?
Me he dado cuenta de que puedo ser muchas cosas, puedo ser divertida y empezar a soltar por mi boca niñerías y tonterías no coherentes en una persona "semi-adulta", reírme a carcajadas mientras que te miro y me toco la tripa porque luego tendré agujetas. Puedo ser un pez, sí un pez que se cuela por tus ojos y navega por tu cuerpo hasta llegar a tu sonrisa y colarse en tu tripa para hacerte sentir que este momento es de verdad y que los minutos están formados por más de sesenta segundos. Puedo ser un loro, empezar a hablar y no cerrar mi boca hasta que seas tú el que me la cierra, y es que cuando te tengo delante me pongo tan nerviosa que empiezan a salirme plumas y me convierto en un pequeño loro que lucha porque no se note que me tiemblan hasta las pestañas. Puedo ser seria, ponerme firme y reconocer que tengo miedo, que en el fondo no soy tan fuerte como parezco y eso también me da miedo, bueno a veces, aunque sólo necesito que me des ese empujoncito que satisfaga mi necesidad de seguridad. Puedo ser pequeña, y esconderme en cualquier rincón de cualquier parte para crear una especie de realidad paralela donde todo puede funcionar sin un atisbo de pesimismo, ya que también puedo ser pesimista, y negar que todo va a funcionar, y llegar así a ese estado en el que todo cuelga de un hilo. Puedo ser alocada, y subirme en cualquier mesa, para sentirme la reina del universo, mientras la música sale a todo volumen de los cascos y la canturreo de una forma verdaderamente horrible, pero aún así, sigo pensando que puedo ser la reina solo con sentir que tu mano me roza, que tu piel me acaricia. Puedo ser yo y decirte que me tiemblan las piernas si te veo, si te pienso; puedo ser yo y decirte que quizá la sinceridad sea un defecto en mí y que suelo tropezarme dos de cada tres pasos que doy; puedo ser yo y decirte que si te dejo marchar ahora me arrepentiré el resto de mi vida, y que puedo ser de muchas formas, pero sólo tú puedes decirme cual gana.


Pd: Como decían en aquella película: "Dime lo que quieres que sea y lo seré por ti".

1 comentario:

  1. Vivir nuestra vida acorde a la de otras personas en un grave error. Error que nos encantaría cambiar pero que, por cualquier razón extraña, no sabemos cambiar, no porque nosotros no queramos, sino porque no sabemos como. Porque si de nosotros dependiera... Por eso tropezar, caerse y pensar que estamos hundidos hasta el fondo en algo que no sabemos bien como describir, pero que sabemos que no puede ser nada bueno, nos ayuda, aunque no lo reconozcamos ahora, y nos reiremos en un futuro de lo estúpidos que pudimos llegar a ser. Por eso, equivocarse no es solo humano, y a veces involuntario, sino que es algo bueno. Es la hora de cambiar... noO?

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