Creo en las personas y en la bondad.
En que el hombre es bueno por naturaleza,
y en que “no existen las malas acciones sino una mala
forma de ejecutarlas”.
Creo en la evolución de las especies y en la
herencia genética.
En los padres como tronco del árbol y en los abuelos como
raíz.
Creo en sus enseñanzas como marco de referencia para cualquier
aprendizaje posterior.
Creo en la autenticidad y en la identidad.
En aquellos que no siguen al
rebaño, y que piensan por sí mismos.
En el poder de decisión sin coacción.
En
los caracteres que nos hacen únicos y diferentes.
Creo en las rarezas, y en que todo aquello que nos
hace raros nos hace especiales.
“No digo
diferente, digo raro”.
Creo en el poder de una idea como trampolín hacia
las estrellas.
“¿Cuál es el parásito más
resistente? ¿Una bacteria, un virus, una lombriz intestinal? ¡Una idea!
Resistente, muy contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es
casi imposible erradicarla. Una idea totalmente formada y entendida se queda ahí
aferrada.”
Creo en la creatividad y en la “autocreación” como forma de vida.
En
la bendita posibilidad de diseñar nuestro propio destino,
y en el poder que
todos y cada uno de nosotros tenemos para cambiar el mundo.
Creo en la ciencia de la experimentación,
y en el
aprendizaje por ensayo y error.
En los refuerzos positivos y negativos.
En que
“lo que no te mata, te hace más fuerte”.
Creo en las señales e indicadores.
En los
retrovisores y en los puntos muertos.
En las salidas de emergencia –siempre
abiertas-
y en los laberintos.
Creo en los mapas que se leen al revés.
Y en
salir de ti mismo para mirar desde otras perspectivas.
Creo en la imaginación.
En los armarios y en
Narnia.
En la inocencia e ingenuidad.
En los niños y en todo lo que nos
enseñan.
Creo en el amor con los ojos cerrados y a pies
juntillas.
En poner el alma y el corazón en cada paso.
En la pasión y el deseo
sin restricciones.
Creo en las pesadillas y en la conciencia.
En las noches en vela y los días de insomnio.
Creo en
las señales que deja el sudor.
En despertarse sobresaltado y evitar que la
pesadilla se haga realidad.
Creo en soñar para vivir.
En vivir soñando.
En no despertar nunca y hacer
de tu vida un sueño.
En perseguir los sueños sin desfallecer ante los obstáculos.
Creo en volar sin paracaídas y en volver a levantarse con las alas rotas.
Creo
en coser y reparar.
Pero sobre todo,
creo en los libros,
en su poder para
imaginar y soñar.
Para evadir y construir nuevas realidades.
Creo que todos somos
libro, autor y pluma.
Montones de hojas escritas, tachones y nuevas hojas en
blanco para escribir (nos).
Capítulos por vivir, comas para separar y puntos
para olvidar.
Creo en ti, en él, en nosotros, en vosotros y en
ellos.
Te coronas Mónica, no me canso de admirarte!! Un besito corazón
ResponderEliminarY yo creo en ti!
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