domingo, 23 de octubre de 2011

Corazón siempre al rojo vivo.


Y entonces se da cuenta, ¿para que salir a la calle? Ahora tumbada en la cama inmersa en cada uno de sus pensamientos tira un poco del edredón para sumergirse dentro como si allí lo tuviera todo, pero se da cuenta de que le falta algo muy importante, le falta el culpable de cada uno de sus sentimientos encontrados; pero la locura va ganando terreno poco a poco intentando que se abandone, que juegue, incluso que se arriesgue a volver a perder, y esto no es un juego, ya no, ahora se ha convertido en una partida a vida o muerte. Abre los ojos y se da cuenta de que la locura está ganando a la razón, y de que nunca se cansa de luchar, o de ser así, nunca se cansa de estamparse, y esta vez cree que la Luna ya no le hará daño, después de tantos años ahora se puede decir que se llevan más que bien, solo quiere que él le lleve allí, encima de todo, donde no hay nadie ni nada, donde solo el reflejo de la Luna en el agua les puede distraer.

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