jueves, 5 de junio de 2014

Blá blá blá.

No sé si no hemos acabado 
o si nunca hemos llegado a empezar.

Si estás,
estoy,
o no estamos.
Porque nosotros no sabemos estar,
ni ser,
por eso somos nosotros.

Porque al rozarte me quedo,
y al recordarte me voy.
Y las ojeras se me llenan de kilómetros,
y de "ojalá".

Ojalá que hoy no me enfríe,
y que tú me derritas.
Ojalá que me quieras más,
o -simplemente- me quieras. 

Quizá estas ganas locas de subirme al vaivén de tus caderas,
y no bajarme.
De comerme la noche en tu cuerpo.
De quitarte el -im y convertirte en posibilidad.
O quizá este impulso -innato- de correr en sentido opuesto a tu boca.
Que ya sabes que eso de huir es muy mío.

Agua y aceite.
Tú arriba y yo abajo,
yo abajo y tú arriba,
al menos hemos aprendido algo.

Así que,
¿para qué variar?
Mejor nos mordemos hasta destrozarnos,
seguimos,
resistimos,
caemos.

Callamos y avanzamos,
               hacia atrás.
Siempre hacia atrás.
que hacia delante nunca se nos dio bien.

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