martes, 10 de julio de 2012

Carta de despedida.


¿Sabes? Ha pasado mucho tiempo desde aquel día y creo que aún me queda mucho por decirte, y es que hoy, con el paso de los días no recuerdo si llegué a decirte todas esas cosas en las que fallé, todas esas cosas en las que fallé por el simple intento de ser capaz solo de pensar con la cabeza, y ¿sabes? no funcionó, no fui capaz de pensar solo con la cabeza, y tampoco fui capaz de decirte que te quedaras, que me abrazaras solo un poco más para poder decirte con la mirada lo que nunca he sabido decirte con palabras, aquellas palabras vacías que nunca supe como terminar de darles sentido cuando torcías el gesto y jurabas que no volverías, o aquellas otras que pretendí llenar de nosotros cuando sonreías a mi lado. Solías prometerme que no podías más cuando levantabas el tono, y yo me hacía chiquitita intentando prometerte en silencio que lo conseguiríamos, creo que eso tampoco fui capaz de decirlo en voz alta. 
Y a día de hoy soporto el peso de todas estas palabras que se clavan como astillas, el escozor de pasar por la vida de puntillas y sin rumbo para solo andar "recto" en los poco meses que pasé a tu lado, pero sigo sin encontrar una razón, supongo que solo soporto el peso de los recuerdos por el hecho de poder seguir soñando cada noche, en el mismo sitio, pero no siempre a la misma hora, porque siempre estás ahí, en mi subconsciente, mirándome, apoyado en el mismo rincón de mi vida, ese que ya es solo tuyo.
Supongo que tampoco fui capaz de pedirte que durmieras aquí, para dejarme contar cada una de tus costillas y hundir los dedos en cada poro de tu piel, para quedarte dormido contando en voz baja cada uno de los besos que repartiría por tu cuerpo... pero no supe como pedirte el favor de que al día siguiente no lo hicieras, no te lo reprocharas, no pensaras más allá de que todo podría ir bien; porque esa mañana solo seríamos uno, para caminar en la misma dirección.
Creo que tampoco me ha dado tiempo a prometerte que seré capaz de crear un "mañana mejor" o simplemente un mañana a tu lado, sentada en ese "stop" de la carretera, pidiéndote que frenes un segundo y que te des cuenta que los puntos de inflexión también existen y que por mucho que este puerto sea de montaña luego todo lo demás es llano, como cada una de nuestra piel el día de mañana, de esa piel arrugada que podrá contar miles de historias, miles de caídas, pero sobre todo, miles de remontadas, porque, ¿qué es la vida sino un puerto de montaña? Supongo que tampoco te dije que quería que mi piel se arrugara junto a la tuya.
Supongo que lo que sí te dije un día es que lo daría todo por ti, pero ahora me doy cuenta de que quizá lo dije demasiado tarde y que quizá no lo tomaste demasiado en serio, quizá lo dije cuando ya estábamos demasiado rotos el uno para el otro, cuando ya ni siquiera confiabas en empezar de cero, ni en continuar. Quizá lo dije cuando mi sonrisa ya no te bastaba, o cuando creíste que no sería capaz de acostumbrarme a tu sonrisa torcida, cuando no imaginas lo que amé esa sonrisa. Quizá lo dije cuando las puertas del coche estaban tan cerradas que no pudiste escuchar mis gritos desesperados pidiéndote que entraras, que te tumbaras a mi lado como solías hacer y nos quedáramos sin hablar, solo mirándonos, en silencio, a oscuras, que era la forma más bonita de tenerte.
Supongo que nunca te dije que nadie nunca me había mirado con esa mirada verde que solo decía "cálmame" y yo solo sabía responder con un "llévame". Que nadie nunca me había tocado de esa forma tan tímida y a la vez tan rápida y voraz, que nadie nunca me había devorado por dentro como has hecho tú.
Supongo que nunca creíste que te decía enserio aquello de "me estoy enamorando de ti..." y lo hacía, lo hacía en cada pequeña palabra de cariño que salía de tu boca, lo hacía en cada gesto, en cada sonrisa, en cada conversación. Pero, lo hacía aún más locamente cuando me di cuenta de que te necesitaba, quizá aún más que al aire que respiro, porque, ¿de qué me sirve respirar sino puedo compartir el aire?

Pero, ¿sabes de lo que más me arrepiento? de que esto solo sea una carta de despedida, una carta que se pierda con el tiempo, con el viento. Sin ti. Sin nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario