viernes, 9 de noviembre de 2012

Coffe, dreams and nightmares


Sabía que el tiempo nunca dejaría de doler. Sabía que el tiempo ya no lo podría recuperar, porque no eran solo un par de horas como tiempo atrás. El tiempo se acumulaba en un reloj invisible atrapado en tu corazón, apretando, haciendo fuerza, como si quisiera que tú supieras que ya no funciona del todo bien. Ahora, ya sabía por fin que no podría volver atrás, nunca más. Como si nunca hubiéramos existido, como si nunca hubiéramos coincidido, ni siquiera en esta vida a millones de años luz de la realidad. Ni siquiera en una vida paralela donde pudiéramos hacer funcionar el reloj, sin prisa, sin pausa. Pero ahora, el tiempo se ha acabado, se han acabado las horas en las que saltar encima de la cama como un niño perdido en una noria. Se ha acabado marearse al pensar en el fin. Porque ahora, ha llegado el fin. Quien sabe si el fin de nuestra vida futura o si simplemente el fin de nuestra próxima vida en la que nos reinventaríamos creando simples personajes de ficción. Puede que nada de lo que diga tenga sentido, quién sabe, quizá mi reloj se paró aquel día mientras salías de mi cama diciendo: "ahora no lo conseguiremos". Y quién sabe, puede que mi ahora ya sea tu pasado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario