viernes, 9 de noviembre de 2012

Tal vez seas tú o quizá simplemente, mi maltrecho corazón.

Podía agarrarme a la vida con uñas mordidas, con dientes afilados, con miles de muecas dibujadas en una boca llena de todo, llena de nada.
Podía saltar, correr, llevarte al cielo o quizá al infierno; sin ni siquiera saber volar, con el firme convencimiento de que si me agarraba a tu cintura podía llegar al infinito. Un infinito que siempre nos vino grande.
Pasar el verano caminando por la orilla de tu vida y el invierno entre las nubes de tormenta de nieve que a veces, nos azotaban.
No supe ser yo, ni mucho menos convertirme en ti. No supe terminar las facturas que cobraba mi corazón y que siempre, me dejaba en números rojos, un excedido de ti, de mí, de nosotros.
Y la deje marchar, deje que mi vida pasara ante mis ojos llenos de un no se qué, que no sé explicar.


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