lunes, 10 de diciembre de 2012

Quizá no quieras volver, pero lo cierto es que nunca te has ido.



Supongo que me he alejado de ti.
No sé en que momento mi cabeza decidió dejar de esperarte, dejar de hacer de ti un anhelo insatisfecho que me perseguía día y noche.
Has desaparecido, desapareciste de mi vida en silencio, sin cerrar la puerta, sin mediar palabra. Desapareciste de mi vida diciendo "hasta luego" para que esas palabras se quedaran en mi cabeza esperando cumplirse.
Y ahí me quede yo, en esa sala oscura repleta de gotas de ti, de gotas de lo que algún día intentamos ser.
Ya no estás cuando el insomnio me acecha, ni siquiera en esas pesadillas que me alejaban de ti, porque ellas, ya no son pesadillas.
Te convertiste en un sueño, en mi realidad, y es que decías que siempre vivía soñando. Y allí, ni siquiera ahora te encuentro.
Ahora, mi cuerpo te busca inútilmente  buscando las huellas que tatuaste a fuego en mi piel, las heridas aún por cicatrizar, tu nombre en mi pecho. ¿Por qué te has ido?
Siempre quise cumplir aquella frase que decía: "lo más lejos, a tu lado". Pero creo, que estoy más perdida sin ti que contigo.

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